Cirugía de la Obesidad

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Balón Gástrico

La técnica del balón gástrico, consiste en la colocación mediante radiología o endoscopia, en función del tipo de balón, del mencionado balón de silicona repleto de una solución salina con el fin de conseguir una disminución de la sensación de hambre y aumentar la sensación de saciedad tras la ingesta y, así, cambiar el hábito dietético en pacientes con obesidad moderada (IMC entre 30 y 40). También se utiliza en pacientes con obesidad severa (IMC >40) como paso previo a la cirugía bariátrica con la intención de disminuir el riesgo quirúrgico. Este método, ampliamente utilizado desde hace años en todo el mundo resulta una técnica eficaz para reducciones de peso intermedios, evitando la cirugía, si bien aconsejamos que sea un cirujano el que realice este tipo de actuaciones médicas, puesto que es el que va a solucionar las muy escasas pero posibles complicaciones que puedan surgir.

La colocación del balón gástrico, en caso de ser con control radiológico por parte de su cirujano, se hace sin sedación, siendo el paciente consciente y necesitando de su colaboración para colocarlo en la parte alta del estómago, que es donde ejerce su función, y posteriormente desprenderlo creando una hiperpresión en el sistema válvula que dispone. En caso de ser endoscópica, su colocación es más compleja y precisa de la sedación de los pacientes, por ello se está sustituyendo los antiguos balones, por unos nuevos que permiten incluso la colocación de dos dispositivos en días separados.

Durante el periodo en que el paciente lleva colocado el balón gástrico, es sometido a controles periódicos por parte del cirujano que se lo ha colocado y de su endocrinólogo para que la adherencia al tratamiento dietético sea lo máximo posible. Debe realizarse una dieta hiperproteica progresiva durante los 3 a 6 meses en los que el paciente tiene alojado el balón en su estómago. Al retirar el mismo es necesario volver a comenzar con la dieta que el paciente ya conoce si queremos evitar el posible efecto rebote tras su retirada, si el paciente vuelve a tener un trastorno en su regulación alimenticia.

El paciente debe tener un estudio previo de patología gastro-esofágica que no contraindique su colocación, como hernias de hiato de gran tamaño, esófago de Barret por reflujo mantenido o cirugías restrictivas gástricas, generalmente por obesidad. Durante el tiempo que el balón esté en el estómago deben tomarse protectores gástricos y ha debido hacerse un tratamiento erradicador del Helicobacter Pilori, en caso de que lo tuviera.

Su retirada si es actualmente por vía endoscópica, requiriendo la sedación del paciente, pero de cualquier forma se realiza de forma ambulatoria. Tanto la cantidad de peso que pierdan los pacientes (un promedio de entre 15 y 20 kilos) como el tiempo que puedan mantener dicha pérdida dependerán de cómo integren en su estilo de vida los cambios relacionados con los hábitos alimenticios y con el ejercicio físico.

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